Análisis de “La gran belleza”: El mar en el techo
Tan solo un apunte rápido para localizar otro signo que remite a Elisa de Santis y al que Jep mira con nostalgia. Ramona ha dormido en casa de él y éste le invita a “ver el mar” a su lado sin moverse de la cama. No el mar real, sino su representación en el techo de su habitación:
El plano revela que el mar no está en el techo, pero sí en su imaginación, o mejor, en su recuerdo, como ya le habíamos visto imaginarlo antes en otra escena:
Y recordemos que ese rostro arrasado con el que Jep miró al mar en el techo de su habitación fue el comienzo de la escena marina que sucedió en la costa mientras Elisa de Santis le miraba preocupada cuando casi fue atropellado por la lancha. Es el punto de entrada a un recuerdo, que a su vez es el punto de entrada para sentir la ausencia de Elisa de Santis. ¿Aún con dudas? Unamos los puntos y encontraremos a Elisa. Ese mar… es éste otro que la película nos enseña más adelante:
Por ese mar decide volver a navegar Jep en busca del lugar donde el mayor encuentro imaginable se produjo en su vida, muchos años atrás:
Es decir, éste:
Un objeto perdido. Un plano en el que el objeto se muestra no solo como aquello que Jep perdió, sino también lo que fue, y buena prueba de ello es que él mismo está representado en el plano, allá arriba, exactamente en la esquina superior derecha.
¿Y ese plano de Elisa bajo el faro a cuál remite? Evidentemente, a la imagen que tanto le impactó:
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